Si se puede seguir creyendo que la magia existe, que las personas son capaces de intentarlo y así ha sido. Una de las noches más inolvidables de la Scife, Semana del Cine y de la Imagen de Fuentes de Ebro.
Alguien decía anoche en la clausura del Festival de Cine que nadie había perdido, que todos ganábamos algo y sobre todo que éramos afortunados de poder vivirlo. Emoción, sorpresas, profesionalidad, coraje y de nuevo emoción de la que emociona.
La noche empezaba con un Jesús Nadador que nos exorcizaba con su profesionalidad y talante como maestro de ceremonias brillante, con lo que hay que tener para conducir una gala de dos horas que encandiló al numeroso público que se encontraba en la sala, gracias Jesús. Con la música de Carlos Hollers, en un montaje musical creado por el DJ para la ocasión, las intervenciones de Silvia Solans con su voz de terciopelo haciendo un remember de «Gilda y «Cabaret», las marionetas de Helena Millán quienes sedujeron al público en un homenaje a «El último tango» y la voz de Inés Lorente que abrió sus «Ojos verdes» dejando atrás las letras censuradas de otra época.
Unos ganaron Elia Ballesteros, Víctor Forniés, Hugo Ruiz, J. M. Herraiz, sonaron títulos como “Ahora no”, La peste”, S.O.S.”, “El pez”, “Por qué escribo”… nombres como María José Moreno, Jorge Usón, Deivid Ruiz entre otros, algunos entregaron premios como Ainhoa Aldanondo, Laura Gómez Lacueva, Gabriel Latorre, Luisa Gavasa, Jaime García Machin, Alfonso Desentre, David Lozano, Ángel Gonzalvo etc…
Rendimos homenaje a Pedro Avellaned y a Ana Labordeta, apostando por la fotografía y el cine, recordando su forma elegante de trabajar y de hacer bien las cosas, entre familiares, profesionales y amigos. Recordamos a Couso y a Anguita Parrado, seguimos escribiendo con mayúsculas la palabra Valor y Humano y el cine gana, en este caso “La Plataforma”.
Muchos amigos vinieron por qué nos quieren, respetan y sienten cariño del bueno hacia nosotros y quisieron y supieron estar, nos besamos, abrazamos, sentimos y tocamos por qué estamos vivos y sentimos la necesidad de seguir apoyándonos unos a otros y sobre todo, por qué nos une algo importante, la vida que compartimos.
Al equipo, ánimo, somos pocos pero somos buenos y esto no puede quedarse en el intento, hay que seguir adelante y luchar en la adversidad y en el día a día y con la esperanza de otros tiempos más favorables, seguiremos escribiendo la historia del pueblo que acompaña nuestras vidas.
Hemos cumplido 18 años y no habrá nadie que nos censure, tampoco nos autocensuraremos y por encima de todo, resistiremos.