Todavía está recién inaugurado el Festival de Cine de Fuentes de este año, pero el director del certamen, José Antonio Aguilar (Fuentes de Ebro, 1962), no oculta que ya tiene la mirada puesta en la edición de 2020, que será la número 25. Aguilar defiende el cine y la cultura como un instrumento para dinamizar a la población del medio rural, pero también como método educativo.
¿Qué objetivos se marcan para esta edición, la número 24, del Festival de Cine de Fuentes?
Siempre intentamos mover fichas, porque los tiempos van cambiando: empezamos hace 24 años con un sistema completamente analógico y ahora estamos proyectando con un sistema digital. Sin embargo, tenemos una fórmula que es infalible desde hace ya varios años, creo que hemos dado con la fórmula perfecta. En cuanto a las pautas que nos marcamos año tras año, ahora mismo están fijadas ya en el objetivo del 25 aniversario. A partir de ahí, habrá un punto de inflexión; las efemérides son para revisar y poner en marcha otros cauces. El objetivo principal que tiene el festival es dinamizar la vida cultural de Fuentes y, por supuesto, la vida cultural y cinematográfica de Aragón; nuestro festival es única y exclusivamente para aragoneses. Sin duda, somos el termómetro y el trampolín para infinidad de gente que quiere empezar en esto y que tiene muy claro que quieren dirigir cine. Nuestro festival posibilita dinamizar equipos de rodaje que ruedan sólo para estar en Fuentes. No todos están en el festival, porque en la sección oficial entran 10 cortometrajes de ficción y 4 documentales. Este año se habían presentado 65 trabajos aragoneses.
¿Cuál será el objetivo entonces para el próximo año, para el 25 aniversario?
El 25 aniversario servirá para muchas cosas. Nuestra celebración va a ser individual, pero nacimos a la vez que los festivales de cine de La Almunia de Doña Godina y de Zaragoza y siempre hemos celebrado los aniversarios juntos. Desde luego, el año que viene lo volveremos a hacer así, ya llevamos muchos meses trabajando en ese 25 aniversario. Pondremos todo lo que esté en nuestra mano para hacer una gran fiesta del cine aragonés.
¿Este año cierran, entonces, una etapa?
Posiblemente sí, pero hasta aquí puedo leer.
Ha dicho que buscan dinamizar la vida cultural de Fuentes de Ebro, ¿qué importancia le dan a la cultura para mantener a la población de zonas de la llamada «España vaciada»?
Es imprescindible. Si la cultura va unida a las vivencias diarias y cotidianas de un pueblo, desde luego, dinamiza. Eso significa mucho para la población. ¿Qué pasa? Que un festival de cine de las características del nuestro, que nace y sigue siendo muy humilde dentro de los festivales, es un acontecimiento muy importante. Hay gente que de la semana de cine hace unas fiestas: la gente sale, se relaciona, van a los bares, a cenar, se mueven, ven que hay un poso especial, que algo se está cociendo en el entorno del cine… Además, sin duda, desde el primer momento incidimos mucho en trabajar con el colegio y en el instituto del pueblo. Esto supone que el comité de dirección del festival está compuesto ahora mismo, mayoritariamente, por gente que empezó en los talleres que se organizaron en los primeros años. Eso dice mucho. Luego, creemos que educar en la cultura hace a nuestros hijos mejores personas y, sobre todo, más libres. Ir de la mano de la cultura ahora mismo es imprescindibles, más aún con los tiempos que nos toca vivir, que es todo tan frágil y tan individualista. La cultura compartida y globalizada en el medio rural tiene que ser el medio y el cauce para que la gente viva en un pueblo como tiene que vivir.
Además de los miembros del comité de dirección, ¿también tenéis «hijos» del festival en producciones cinematográficas?
Sí, no tengo hijos físicos, pero estoy muy orgulloso de haber animado a muchos de los que hoy están siendo grandes directores y directoras de nuestra tierra. También a muchos técnicos que no tenían muy claro qué hacer con su vida y con sus estudios; sus padres nos han preguntado a veces qué hacer con este chico que quiere estudiar cine y ser director. En 24 años, nos ha dado para ser si no padres, sí padrinos de mucha de la gente de Aragón que hoy son primeras figuras y primeros nombres del panorama nacional: Miguel Ángel Lamata, Paula, Ortiz, Lucas Castán, Ignacio Lasierra, Elena Cid, Jorge Blas… todos ellos han nacido en el festival de Fuentes; aquí fueron sus primeros pinitos. De hecho, Paula Ortiz, con su primer trabajo, ganó el premio a la Mejor Ópera Prima. Para toda la gente que ha querido hacer cine en Aragón estos últimos 24 años, Fuentes de Ebro es un referente, humilde, pero sentimentalmente importante. Hemos querido mucho a la toda la gente que ha pasado y creo que se nota en que ahora recibimos más cariño del quedamos.
¿El cine se presta especialmente para organizar este tipo de actividades en zonas rurales?
Sí. Con el cine es muy fácil. El cine es magia. No se puede evitar. Que tengamos todavía el valor de no ver las películas en casa y de llenar el cine en varias ocasiones a lo largo del día para ver cine, que es algo que tenemos ya hasta en los teléfonos móviles, es muy importante. Desde luego, la luz, el sonido, esa magia que envuelve la sala del cine no nos lo van a poder quitar ni el movimiento más moderno que se preste para llenar nuestras vidas de digital.
También se habla del medio rural como un atractivo para el rodaje de películas, ¿qué le parece?
Muy importante, es esencial. Primero nos tenemos que creer que tenemos un espacio y un territorio que puede ser escenario de películas. Aragón es un enorme plató de cine: tenemos la montaña, el Sur, Zaragoza, desiertos… tenemos un plató de cine, pero creo que deberíamos tenerlo más legislado y más estipulado. Hay muchas intentonas, cosas que fluyen, pero que no acaban de encajar. Además, si no nos creemos que el cine es una industria, si lo consideramos un pasatiempo, nunca lograremos hacer nada. Yo creo que estamos en el buen camino. El gobierno de Aragón ha instaurado una Film comissión que se está encargando de todo esto. Esto no es una cosa de cuatro días, es un camino a medio o largo plazo, pero desde luego se están haciendo cosas. ¿Se deberían hacer más? Seguramente, pero creo que daremos con la receta ideal para lograr que Aragón sea un plató de cine, porque, desde luego, espacios no nos faltan. Tenemos todo lo que hay que tener, pero hace falta una buena gestión.
Ana Sánchez Borroy